Sólo a lo que conocemos podemos darle la mano sin miedo.

Hace tiempo Gustavo Puerta Leisse me habló de Kathryn Mannix, la autora de Cuando el final se acerca (Siruela, 2018), un libro revelador.  La autora, especialista en cuidados paliativos, ofrece una serie de testimonios de pacientes a los que ha acompañado en sus últimos días. Y me habló de ella porque días más tarde iba a entrevistar a la autora para la revista ¡La leche! que dirige Gustavo  y que edita la Asociación libre de ideas para una Literatura infantil transformadora.

En esta revista se defiende el derecho que tienen los niños de disponer de información y de poder hablar sobre lo que les afecta. Nadie te debe obligar, dice Gustavo en la editorial del último ejemplar (Otoño 2109), a enfrentar un tema que no quieres tocar, pero los adultos si tenemos la responsabilidad de facilitar espacios en los que se puedan tratar cuestiones espinosas.

Me gustaría hablar sobre estos dos referentes y sobre esta hermosa coincidencia. Para empezar el libro es todo un manual de instrucciones. Desde una escritura hermosa, honesta, auténtica, arriesgada y valiente se nos muestra toda una galería de experiencias únicas, aquellas que enseñaron a Kathryn a ayudar a quien atravesó ese trance a su lado. El libro ya es una extraordinaria lectura para quien se atreve a entrar en la muerte de otros para saber lo que de común y de único e íntimo tienen y para acercarnos a la nuestra propia.

Y la revista es otro acto de arrojo de Gustavo, una persona que se ha atrevido a hablar en los sucesivos números de este proyecto periodístico de los nacionalismos, de la situación en Venezuela, del proceso de paz en Colombia,… Hablar de la muerte no es fácil pero es necesario en ese compromiso de considerar, respetar y alimentar la inteligencia de los/las jovenes  lectores. Y para ello elige a quien sabe de lo que habla.

Ánimo. Sólo a lo que conocemos podemos darle la mano sin miedo. 



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