La importancia del relato


Hoy hemos escuchado hablar a Jordi Grané y a Verónica Amat. Él nos hablaba de la resiliencia generativa y de la renarración de nuestra propia vida y ella de las enfermedades de baja prevalencia.  
El concepto de renarración me parece absolutamente literario. Todos hemos elaborado un relato de quien somos, de nuestro pasado y de nuestro presente, que en muchas ocasiones ni siquiera es cierto, pero es lo que hemos escuchado contar y lo hemos incorporado como si fuese nuestro. Yo soy la menor de siete hermanos y he incorporado momentos a mi biografía que yo no he vivido pero de tanto escucharlos contar en segunda persona del plural, y a base de relatarlos he sentido nítidamente que me correspondían.  Ese es el papel de la literatura. Por eso es tan importante el relato.
Verónica nos ha hablado de la inclusión, de la normalidad, de las dificultades de un niño con una enfermedad de baja prevalencia. 
El discurso de ambos me ha hecho pensar en un libro que es toda una provocación a reflexionar sobre esos dos temas: el relato que hacemos de nuestra vida y cómo enfrentarnos a la diferencia.

El ogrito - Zapatos de arena   

Lebeau, Suzanne
Fasola, Cecilia Iris (trad)
Ed.ASSITEJ, 2012

Es un obra teatral para niños escrita en 1997.  Es muy difícil encontrar teatro infantil y más todavía encontrar teatro de esta magnitud.

La autora, la canadiense Suzanne Lebeau, dice que siempre se ha preocupado por decirle al mundo a los niños desde una perspectiva no directiva o didáctica pero sin sacrificar sus propias preguntas y preocupaciones existenciales. Autora y actriz, fundadora de la compañía de teatro Carrusel. Siempre ha defendido un teatro para niños y jóvenes responsable, exigente, de alto vuelo poético y de dignidad social. No renuncia a las críticas a este mundo en el que vivimos en niños y adultos, un mundo cruel, tierno, complejo y contradictorio. Con Ogrito lo logra.

El ogrito es un libro perturbador, que no deja indiferente. En esta obra es muy  importante el relato, lo que nos contaron y lo que contamos que somos nos determina tanto como lo que genéticamente o biográficamente somos.

Es la historia de Ogrito. La madre educa a su hijo para que no coma carne y le alimente con verduras. Cuando llega el momento de salir del hogar materno, sucede lo que es inevitable...
El camino de casa a la escuela le enfrenta con el bosque, con lo salvaje y le ofrece una oportunidad  de crecimiento, es por tanto el viaje de un héroe. 

La historia planteaba reflexiones en torno a la finalidad de educar, a las contradicciones que va experimentando Ogrito entre satisfacer sus instintos primarios y respetar las normas que le enseñó su madre.

Tiene una parte terrible. En el libro se hace saber que el padre fue capaz de comer a sus propias hijas. Pero también habla de su predestinación, de su condición, actúa por instinto, no puede evitarlo, es su naturaleza. Posiblemente el momento más difícil son las tres pruebas que el Ogrito debe superar, especialmente la última, no comer a una persona. El miedo de la madre coincide con el de los/as lectoras.

En esta constelación familiar hay un modelo de madre que cuida con amor a su hijo y trata de educarlo, hay un padre que, aunque no aparece, es responsable también del conflicto que plantea el libro y está el hijo que ocupa el lugar que puede ocupar. Y todo esto se entiende mucho mejor si ponemos una mirada sistémica.

Esta autora hace una lectura de la tradición, pero da un paso más allá, hay un impulso destructivo que todos podemos tener. El éxito no está garantizado, pero siempre es posible gestionar esto.

En la literatura encontramos a veces personajes que tienen una condición que los hace malditos pero esa parte de maldad puede ser controlada.  Es muy rico enfrentara a los niños con la maldad.

Pero en este trabajo hay muchos otros temas: diferencia, tolerancia, respeto y comprensión, la libertad individual de elegir quién queremos ser, pero también teniendo en cuenta nuestra condición, nuestras circunstancias, nuestro ADN.

Es muy hermoso en el libro el canto que se hace del deseo de ir a la escuela. Aquí, la escuela se presenta como un late motiv, una necesidad de ogrito, una herramienta para su humanización que nos puede recordar la deliciosa película iraní Buda explotó por vergüenza.


Pero el autor se aleja de un enfoque final puro y feliz al estilo de los maravillosos cuentos; Ogrito domina su instinto de comer carne y actúa con inteligencia o madurez suficientes para que todos podamos pensar que ha pasado las pruebas. Y sin embargo....

Comentarios

  1. Extraordinario este blog. Ha nacido para quedarse, emocionarnos y aprender con él. Mil gracias-

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